
Es importante recordar que para potenciar el sistema inmune en niños (y adultos) debemos acentuar ciertos aspectos en hábitos y estilo de vida:
1- Alimentación. En toda dieta equilibrada, priorizar en la ingesta regular de frutas y verduras garantiza el aporte de un amplio espectro del total de vitaminas requeridas para un correcto funcionamiento diario del organismo. La fibra que le acompaña además juega un papel determinante en la calidad de las digestiones, en relación tanto al metabolismo de nutrientes como en el bienestar durante el mismo
2- Ingesta constante de agua. Para cada edad hay un volumen determinado en la toma de agua diaria. Mantenerse hidratado a lo largo de todo el día y alcanzar dicha cantidad marca la diferencia en lo que a prevención de posibles vulneraciones en el estado de salud se refiere. Las mucosas que recubren las superficies de nuestro cuerpo tanto en el exterior como en tracto digestivo y respiratorio constituyen la primera linea de defensa ante agente externos. La falta de agua en esos periodos del dia en que nos descuidamos debilitan esta capa defensiva y crean ventanas de vulnerabilidad que si se suman a agentes erosivos (cambios bruscos de temperatura, humedad, viento o alta radiación solar) puede suponer a menudo la potenciación del éxito de colonización por parte de cualquier agente infeccioso circundante.
3- Ejercicio físico. El deporte pone a prueba la acción simultanea de los sistemas cardiovascular, musculoesquelético, neuroendocrino e inmunológico como respuesta adaptativa al estrés que ello genera (varía con la duración, la intensidad y la cronicidad con que se lleva a cabo). Si lo hacemos de manera constante y lo convertimos en rutina acostumbramos a nuestra organismo a una sintonía entre dichos sistemas que por defecto generarían sinergias positivas en el estado de salud. Por lo tanto se trataría de un factor a tener en cuenta que unificaría a tantos otros.
4- Reducir a mínimos consumo de azucares y grasas procesadas y controlar azucares añadidos. Este tipo de alimentos están muy presentes en los tiempos que corren, conviene prestar especial interés a su presencia para no excedernos en nuestra relación con ellos y generar rutinas negativas. La ingesta desmedida de los mismos se asocian a procesos inflamatorios, a digestiones de poca calidad que redundan en falta de bienestar en el día a día y a la larga incluso se asocia con deterioro cognitivo.
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